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Eternamente jóvenes

Hola amigos,

Finaliza una semana de contrastes. Con un domingo 7 de Octubre donde aún era «veroño» y que dio paso a lluviosas jornadas laborales, llenas de frustrados conductores en atascos y de ilusionados niños con sus botas de agua pisando charcos. Donde mi dolor en el costado unos días aprieta fuerte, y otros me deja un cierto espacio para el respiro y la vida cotidiana. Donde un día te levantas y te quitan todas las muelas de la izquierda de la boca dejando un hueco que te impide hablar con fluidez, y hace que te rías de ti mismo cuando tratas de ponerte serio con tu hijo y solo consigues que salgan de tu boca palabras mezcladas con soplidos.

Contrastes también en mis dos actividades esta semana. El martes fui a la oficina de Ericsson; allí colaboro de tanto en cuanto en el grupo de Toastmaster. Una iniciativa para mejorar las habilidades de la presentación en público. Es siempre un placer volver a la oficina y poder abrazar a mis antiguos compañeros. Aunque, por qué no decirlo, también queda el ligero poso amargo de haber tenido que abandonar súbitamente aquel trabajo diario con ellos que me apasionaba. En cualquier caso, el tema de la sesión de Toastmaster de este martes era «Getting old». Haciéndose viejo. Una de las dinámicas consiste en que el moderador lanza preguntas acerca de este tema, y los participantes tienen que improvisar discursos de dos minutos desarrollando una respuesta a esa pregunta. Cuando la lista de preguntas apareció, mi mirada se clavó inevitablemente en una de ellas:

How do you see yourself when you are 60 years old?

¿Cómo te ves a ti mismo cuando tengas 60 años?

Decidí levantarme de mi sitio y salir voluntario al estrado. Y comencé mi improvisada reflexión en voz alta.


Para responder a esta pregunta, habría que hacer un poco de retrospectiva.

  • Cuando tenía 20 años y apenas estaba terminando mis estudios, llegar a 60 años significaba haber culminado una vida familiar y laboral completa. Crear una familia, criar y educar a unos hijos con el máximo de mi amor y mi esfuerzo, y haber completado una trayectoria profesional plena; entonces a los 60 comenzaríamos a disfrutar mi futura mujer y yo de nuestros propios planes: viajes, hobbies, etc.
  • Pasó el tiempo, y cumplí los 30. Estaba tan involucrado en mi día a día que no me daba tiempo a levantar la cabeza y pensar en preguntas tan trascendentes. La sensación es que esa era la vida permanente. Los proyectos eran tan intensos que pensaba que llegaría a los 60 sin darme cuenta, me levantaría, llevaría a los niños (quizá mis nietos?) al cole, y luego yendo a la oficina, reuniéndome con los mismos clientes, hablando de presupuestos, de funcionalidades… Pensaba que aquella vida tan intensa duraría para siempre.
  • Hoy, a mis 42 años, esta pregunta me llega como un dardo al alma. Y mi respuesta vuelve a ser diferente: veo la cifra «60 años» y suena como algo inalcanzable. Como un objetivo muy lejano. ¿Cuánto faltan? ¿18 años? ¿Más de 6500 días? ¿Cómo poder siquiera adivinar lo que ocurrirá en cada uno de estos días que quedan hasta llegar a ese objetivo? ¿Volverá la enfermedad? ¿Ocurrirá algo irreversible?

Queridos compañeros: tres momentos de mi vida, y tres respuestas tan dispares. Pero ¿sabéis qué? La combinación de todas ellas me llevan a una conclusión: lo importante de la pregunta no es el «cómo». Ni el «cuando tengas 60 años». Lo importante es poder «verte a ti mismo». ESTAR. Poder estar siendo Gabi, con el bagaje de lo aprendido y la esencia del objetivo vital siempre priorizado: ser yo mismo, y seguir dándome a los demás.


No sé si la intervención fue formalmente adecuada según los estándares del buen orador definidos en el Toastmasters. Lo que sí sé que aquella improvisada reflexión salió de lo más profundo de mi corazón. Y la conclusión de aquel día fue que la edad no es más que una cifra, y que la juventud reside esencialmente en nuestro espíritu vital.

Y en esta semana de contrastes, pasamos de hablar de hacernos viejos en Ericsson el martes a dar una charla a alumnos de 3º de ESO (13-14 años) en Teresianas el jueves. Muchos dicen que nuestra juventud actual pertenece a una generación que ha tenido todo muy fácil. Que son conformistas. Que no se implican. Sin embargo, yo percibí justamente lo contrario: aquellos adolescentes miraban con atención, estaban hambrientos de información científica alrededor de la leucemia y todo lo relacionado con la lección del sistema inmunitario que acababan de ver en la clase de Biología. Pero sobre todo, ellos disfrutaron escuchando, aprendiendo, preguntando y dialogando sobre la felicidad en el dolor, sobre el miedo al fracaso y a lo desconocido, sobre los pilares de nuestra fe en situaciones extremas, sobre cómo poder ayudar a los enfermos haciéndose donantes de médula.

Al ver aquellas miradas de entusiasmo mezcladas con el sonido de sus aplausos al final de nuestra mágica hora juntos, entendí que quizá lo que nos falta a nosotros, supuestos «adultos maduros», es la valentía de hablar y escuchar a nuestros jóvenes. Es probable que con aquella colección de preguntas y las reflexiones que surgieron en torno a ellas, los queridos alumnos aprendiesen de esa materia que no viene en los horarios de clase pero que es la más importante de todas: la asignatura de LA VIDA. Y a la vez, aquellos jóvenes me regalaron sin saberlo un día más de VIDA con mayúsculas aumentando mi motivación para seguir viviendo.

Charlas

Un abrazo, queridos compañeros de Ericsson. Un abrazo, queridos alumnos de 3ºB ESO. Un abrazo a todos. Siempre fuertes, y siempre jóvenes. Yo confío. ¡¡¡Vamooosss!!!

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8 respuestas »

  1. Yo ya ni me acuerdo de los sesenta…, tendría que “verme” por lo menos en los noventa, y mejor no pensarlo.
    Eres genial, llegarás eternamente joven a la edad que te lo plantees . Y con medio mundo a tu lado en contínuo agradecimiento por tu ejemplo y enseñanzas. Un fuerte abrazo. Ramón

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  2. Qúé tio más grande eres!!!! (en todos los sentidos). Tú si que eres valiente, como todos esos jóvenes que te escuchaban en la charla. Te admiro, Gabi Ramos. Un abrazo enorme. Yo también confío. Vamooosss!

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  3. Hola Gabi!! Me alegro de que tengas ese espíritu tan vital que te ayuda a ilusionarte a cada paso que das. Esos chicos seguro aprendieron mucho contigo y tus compañeros también. Cada uno tenemos nuestras propias vivencias, que nos hacen entender la vida de un modo u otro, y compartirlas es un regalo de sabiduría que haces a quien tiene el privilegio de oírlas o leerlas. Gracias por compartir tanto!! Un abrazo y mucha fuerza.

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  4. Gabi!!! Vivir cada día, cada instante estando para los demás. Cuánta sabiduría amigo. Eso es lo que nos vamos a llevar: experiencias vitales. Un abrazo enorme amigo. VAMOOOOOOSSSS, yo confío.💪💪😘

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  5. Querido Gabi, me ha encantado tu post, es una buena reflexión y todos hacemos lo mismo, siempre planeamos imaginariamente nuestro futuro, al final nos hacemos una composicion de lugar de como será nuestra vida en base a la trayectoria que llevamos hecha a nivel personal y profesional, si nuestra trayectoria es lineal siempre pensamos en esa misma linea de continuidad, de que todo ruede en esa dirección, y nos olvidamos que el trayecto aún siendo recto está lleno de obstáculos o paradas.

    El camino de nuestra vida lo iniciamos cuando nacemos y nos movemos siempre hacia adelante en la consecución de logros, vivencias, sueños, proyectos, ….la lista es larga, los pasos los damos uno detrás de otro tratando de sortear los obstáculos y aprovechando al máximo los momentos de parada que son de felicidad para disfrutarlos a tope; lo único en lo que nunca pensamos es en que la incertidumbre forma parte de la vida, que el futuro no se puede preveer, que el camino no siempre es recto, en ocasiones hay que bordearlo o dar algún rodeo y sobretodo que el presente es un regalo de ahi su nombre y es lo que hay que aprovechar al máximo porque es de lo que tenemos certeza absoluta, estamos aqui y ahora …..mañana es otro espacio temporal del que formaremos parte o no.
    Por todo esto debemos ser agradecidos todos los días por estar, y poder disfrutar de las pequeñas cosas, de todos los momentos que llenan de plenitud nuestras vidas, asumir que el pasado nos ha dado las herramientas para vivir el presente, que es lo que tenemos y que desde el seguiremos caminando con la suficiente fe hacia la incertidumbre de nuestro futuro siempre manteniendo la ilusión y la esperanza de que va a ser bueno ¿porqué no?…

    Yo siempre digo cuando estoy afligida, aún en los peores momentos la vida merece la pena y todos los dias que he tenido malos viendolos desde una óptica mas sensata, todos han tenido alguna cosa buena , lo que ocurre que a veces no sabemos ver con claridad.

    Un abrazo

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