Personas clave

Succisa virescit

Hola amigos,

Se cumplen ya cuatro años desde que la enfermedad comenzó. Continúo con el tratamiento para el hongo en la costilla, cargado de paciencia y de esperanza. En estas efemérides, es normal que diversas preguntas martilleen mi mente. ¿Cuándo acabará esto? O, por qué no reformularla, ¿acabará esto?

Sin embargo, hace ya mucho tiempo que no hay espacio para las preguntas en mi corazón. Es algo que aprendí durante los largos y penosos ingresos en la habitación de aislamiento, charlando con mis queridos compañeros de habitación: lo que nos quede de vida no debemos malgastarla en plantear preguntas, sino en ofrecer respuestas. Y nuestra respuesta sería siempre una forma especial y diferente de vivir.

Ayer me encontré con una persona, Lili, que no me conocía de nada. Contándole toda mi trayectoria, se hace más palpable todo lo pasado, todo lo sufrido, todo lo perdido en el camino. Y a la vez, todo lo recibido, todo lo milagroso, todo lo superado. En esta conversación, se produce una difícil pregunta: Gabi, tú me perdonas por esta pregunta, pero ¿cómo se  siente uno cuando sus compañeros de habitación fallecen y uno se queda?

A mi mente en seguida vinieron mis queridos Pablo, Juani, Manolo, Borja… Qué grandes personas, qué maravillosos y puros corazones. Quedé por un momento mudo, recordando tantas conversaciones, tantos silencios, tantas bromas en momentos difíciles…

Aparecieron flashes que permanecen guardados muy dentro de mi alma. Por ejemplo, recordé la emoción de Manolo cuando, tras algunas reconfiguraciones por mi parte, pudo a través de la cámara de su móvil ver y hablar con su hija, a la que llevaba algunas semanas sin ver. Manolo siempre fue tan respetuoso con mi incipiente caminar, que nunca quiso desvelarme la peor cara de la enfermedad, sino siempre enseñarme a mantener la calma, la paciencia y la esperanza.

También rememoré mis conversaciones con Borja acerca de lo que más nos gustaba a los dos: comer 🙂 Y aquella noche en la que a él le trajeron pizza en la bandeja del hospital y a mí no (porque no pude elegir la cena al estar en una resonancia magnética). Yo andaba por entonces muy preocupado por el devenir de mi enfermedad, y me encontraba absorto en mi cama, mirando al techo. Él me llamó desde la suya, me cortó la mitad de su pizza, y con su zalamera simpatía soltó un: «Gabi, si tu no te comes la mitad, yo no ceno esta noche».

Juani, un chaval joven de preciosa sonrisa, era más introvertido, pero a la vez transmitía una energía especial a través de su mirada. Su personalidad se complementaba con la de sus familiares, una familia unida y con una fuerza descomunal por querer salir adelante todos juntos de aquel infierno. Recuerdo que en los peores momentos de mi EICH, cuando apenas tenía energías para levantarme de la cama, aparecía en mi ventana de visitas Juani portando su suero. Esa mirada levantaba a los muertos. Y me ponía en pie, para responder a los cariñosos saludos de su madre y sus tías.

Con Pablo fuimos de casualidad en casualidad. Justo cuando estaba friendo a preguntas al Doctor Barrios acerca de cómo sería el trasplante de médula, apareció su madre con una bandeja de rosquitos. ¿Quieres uno? Aquella mujer, con su sencillo gesto, borró todo atisbo de miedo de aquella habitación. Pablo fue mi maestro. Él fue por delante: trasplante, rechazos, recaídas, infecciones generalizadas… Para el mundo, un referente de fuerza. Para mí, un hermano que me mostró el camino más importante: la forma de transformar dolor en amor. Nunca olvidaré aquellas conversaciones por whatsapp o en directo, tratando de evadirnos de las «penurias generalizadas» de la sala de espera y transformándola en una sala de esperanza y vida…

En ese momento Lili me toca el brazo y me dice: Gabi, te has quedado absorto, siento si te ha molestado mi pregunta. Yo le respondí: al contrario, Lili. Mis compañeros, Pablo, Borja, Manolo, Juani… están aquí conmigo. Permanecen y caminan a mi lado. Porque en aquellos días encerrados en las habitaciones de aislamiento, pudimos hablar de corazón a corazón, y en alguna ocasión nos dijimos: si yo no salgo adelante, sigue tú con todas tus fuerzas, por los dos. Así que, cuando alguna mañana me levanto quejicoso, con miedos, con dolores… los recuerdo, los miro, cambio mi cara a la mejor de mis sonrisas, y sigo adelante.

Es curioso, amigos. Muchas veces es tentador para todos detenernos con la excusa de pensar en que ya la vida nos ha castigado suficiente. Que tenemos derecho a quejarnos, a tirar la toalla, a dejarnos llevar. Una de las veces que Borja vino a mi ventana de aislamiento a verme, cuando yo estaba muy malito y él iba mejor, me dijo: Gabi, te tienes que poner bueno porque quiero hacerme un tatuaje cuando esto acabe. Así que piensa una frase de esas bonitas que tú conoces y escriben tan bien, para mí. Me pareció un auténtico honor y a la vez una responsabilidad muy grande, y en seguida se me olvidaron las diarreas y los dolores y me puse a pensar… Acabé dudando entre dos frases. Una de una película que vi hace ya tiempo: “Nunca abandonar, nunca rendirse”. La otra era en latín, siempre más bonita y potente, y poco conocida: “Succisa virescit”. Significa literalmente «corta, poda y crecerá más verde». Aunque me destruya, renaceré más fuerte.

A pesar de lo pasado, de lo perdido, yo con Pablo, con Borja, con Manolo, con Juani renazco cada día más fuerte. Os quiero, amigos. A vosotros y a vuestras familias, con las que mantengo contacto en la actualidad.

Un abrazo a todos. Succisa virescit. Yo confío. ¡¡¡Vamooosss!!!

10 respuestas »

  1. Sin palabras. Eres todavía más grande de cómo te veía, Gabi. Inmenso, fuerte y Dulce al mismo tiempo. Ansioso de vivir y respetuoso con la muerte. Tus amigo no te olvidan porque tú los tienes dentro de tu corazón. Te están esperando para ese abrazo último que os disteis, pero deseando que tardes mucho en irte. Como así te lo deseamos todos tus restantes amigos. Vamos!! Un gran y fortísimo abrazo. Ramón

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  2. Muy bello Gabi, al final todos de la vida nos llevamos algunos retratos de las personas que queremos y de los momentos inolvidables que hemos vivido, sólo eso, y cuando uno vive momentos difíciles es cuando esos poquitos retratos que sacamos se convierten en los más intensos, los más valiosos; hay quien dice que las personas nunca mueren si hay alguien que las recuerde, y es verdad, mientras mantengamos la visión del retrato que conservamos de ellas siempre estarán en nuestros corazones.

    Tenemos todos que aprender a aprender, como se diria en la docencia, aprender a vivir con los altibajos propios del camino pero sacando los retratos de los momentos importantes y de las personas que nos dejan huella, de esas personas que siempre suman; si aprendemos eso al final del camino nuestro album estará repleto de bellos momentos y experiencias únicas que hacen que la vida merezca la pena.

    Estoy segura Gabi, que al recordar a las maravillosas personas que has conocido en momentos tan duros, en tu cara el esbozo de una sonrisa ha hecho acto de presencia y te ha reconfortado, porque aunque es triste perder a personas que quieres su recuerdo nos impulsa a seguir luchando, a seguir hacia adelante, porque siempre hay adelante Gabi, siempre, ….

    Animo Gabi,….Un abrazo,

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  3. Succisa virescit, siempre algo nuevo que contar, siempre una inspiración. Gabi, estás vivo, eres un maestro para todos nosotros, gracias por compartir, gracias por tanto. Sigue por favor, puedes hacerlo, puedes estabilizarte, reponerte y seguir. Pablo y tú compartís el amor por el baloncesto; este es tiro mas largo de tu vida, sigue Gabi, sigue que tu puedes… VAMOSSSSSSSS

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  4. Gabi, que entereza y que bonito recordar de esta manera tan entrañable a tus compañeros en esta enfermedad. Eres capaz de tornar una situación desgarradora en una sonrisa al recordar los momentos vividos con ellos. Se me ha puesto a la vez la carne de gallina y me has sacado una sonrisa con las anécdotas vividas con ellos. Vamos adelante día a día y que pronto pase el problema con el que batallas ahora en tus costillas. Un fuerte abrazo!

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  5. SUAVIS LABORUM EST PRAETERITORUM MEMORIA. Suave tarea el recuerdo de antiguas penalidades. CICERÓN

    QUAE FUIT DURUM PATI, MEMINISSE DULCE EST. Duro de soportar, dulce de recordar. SÉNECA

    Adelante, pues.

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  6. Enhorabuena por esos 4 años de nueva vida, de superación constante y renacimiento físico y espiritual. No sería posible, pensamos, uno sin otro.
    Vivir al día consciente de todo lo bueno a pesar de tanto sobresalto y dificultad es un reto pero es también la única forma de vivir la bienaventuranza. Recuerdo el evangelio del hombre que pensaba que podía sentarse a descansar con su vida resuelta y su granero lleno. Qué ingenuos somos cuando creemos tener la llave y el control de nuestras vidas. En ese sentido eres un maestro para nosotros.
    Un gran abrazo en este día tan especial para ti y tu gran familia.

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