Hola amigos,

Una semana más se abre paso ante nosotros, y las revisiones hospitalarias se suceden. La visita ayer martes concluyó siguiendo el guión esperado: por un lado la anemia avanza a razón de medio punto por visita, con lo cual la transfusión sanguínea será inevitable el próximo viernes. Por otro, las quimeras muestran que ya hay un 97.5% de células sanguíneas producidas por mi hermano, lo cual es un éxito llevando sólo un mes y medio transplantado. En conclusión, aunque me encuentro algo débil y a ratos cansado, seguimos sin signos de infecciones ni de EICH (rechazo).

Las conversaciones con la doctora María Jesús Pascual son apasionantes. En cada visita me desvela un aspecto más del complejo y avanzado mundo de la hematología, asociado a mi enfermedad y la evolución de mi proceso de curación. El otro día, mientras me explicaba los niveles de las diferentes variables, esbozó una sonrisa y me dijo «¡vaya!, estoy contenta, las NK están bastante altas, eso es muy buena señal». Como podéis comprender, y más tras el último post, preferí dejar de imaginar qué serían las NK (mi hermano Miguel me dijo que podrían ser los Nueve Kubatas que deberíamos tomarnos cuando me cure) y preguntar directamente…

Las NK son los linfocitos «Natural Killers»: tienen la capacidad de diferenciar las células infectadas por un virus, o las células tumorales que han sufrido transformaciones malignas. Son capaces de identificar qué células son propias del hospedador y cuales son foráneas. Por tanto, son las «fuerzas especiales» de la sangre. Son las que no pudieron atajar mi leucemia porque estaba mi médula ya podrida, y son las que detendrán si Dios quiere cualquier alteración futura.

En baloncesto también tenemos ese término, «killer», indicando ese jugador especial, ese que cuando llega el momento decisivo del partido va a pedir el balón en sus manos, se va a jugar el tiro decisivo, y sin duda lo va a anotar. Un ejemplo de «Natural Killer» ha sido Pau Gasol en este Eurobasket 🙂

En la vida real, también tenemos ejemplos de «Natural Killers»: gente callada, silenciosa, que apenas llama la atención ni hace ruido, no da problemas, pero está ahí, pendiente de ti, siempre alerta, atenta a cualquier cosa que necesites antes incluso que la necesidad salga de tu boca… Gente buena, «asesina natural de problemas», amable, llenas de Espíritu Santo, con un corazón de oro porque en su generosidad todo es para todos, incluyendo el cariño que rezuma a borbotones. Esa gente que no envejece ni tiene achaques ni se queja porque su felicidad y su paz interior las mantiene siempre jóvenes…

Hoy he tenido la suerte de encontrarme por sorpresa con una de estas Natural Killers. Su nombre es Anita, y aunque no lo creáis, su edad es 2.5 veces la mía, y por el contrario mi altura supera en un 50% la suya. ¿Y qué más da? Edad y altura son sólo datos mesurables… Hablar de Anita es hablar de lo intangible. Cuando me puse malo justo antes del ingreso, fue justo la noche que celebraba su cumpleaños. Ella sabía que si no había ido a su fiesta, algo iba mal. A pesar de que no queríamos decirle nada para no darle un mal rato, logró enterarse de lo que ocurría. Desde entonces, ha rezado mucho, ha subido con su gran fuerza de voluntad al Cerro de Vélez a orar a la Virgen de los Remedios, me ha acompañado a través del blog mediante las lecturas que su sobrina nieta Ainhoa hacía del mismo… Y hoy ha venido a nuestra casa. A visitarme. Porque tenía que hacerlo. Tenía que verme. Y ha traido la alegría y el ánimo, para continuar caminando.

Yo de mayor quiero ser como Anita, una Natural Killer, una crack, una Santa Anónima como muchos que pueblan nuestro planeta, nuestra tierra. Ellos matan todo lo malo que hay alrededor, destierran lo negativo y viven sin grandes pretensiones, disfrutando de lo cotidiano, incluyendo los mercadillos de los jueves 🙂 Anita, te queremos.

Un abrazo a todos. El viernes nueva revisión… con la esperanza de que la doctora empiece a distanciar ya las visitas. Será la señal de que el milagro sigue ocurriendo. Yo confío. ¡¡¡VAMOOOSSS!!!