Hola amigos,
Hoy es 28 de Enero de 2018. La tarde es lluviosa y fría, e invita a quedarse en casa, junto a la mesa camilla, viendo una película de esas largas, o quizá jugando al parchís. Como cada domingo, esta mañana estuve en misa de 11 cantando con mi querido coro de San Miguel. Todo suena a rutinario, y en realidad hasta lo que se repite periódicamente es algo tan especial… sobre todo cuando hay personas que hacen de esos momentos algo ilusionante, único e irrepetible.
Muchos me preguntáis por qué no escribo más a menudo en el blog. Y antes de que os responda, vosotros mismos me decís animados «eso debe ser porque tienes menos tiempo libre y estás haciendo muchas cosas». No es una respuesta incorrecta. Sin embargo, hay un segundo motivo que no es tan evidente: más de una vez he abierto este blog, le he dado a «nueva publicación», y al aparecer la página en blanco… no sabía qué escribir.
Debo empezar como siempre con las novedades médicas. Aparte de convivir desde Noviembre con sucesivos resfriados en cadena, el último PET es una nueva bocanada de esperanza y de aire fresco. Desde el punto de vista médico, siguen existiendo lesiones extensas en la espalda, en el costado y en el glúteo, que deberán ser tratadas adecuadamente. Sin embargo, el que no hayan aparecido nuevas zonas del cuerpo afectadas, y que el tamaño de las existentes sea similar o menor en el último trimestre es un signo de cierta «estabilidad». Una parada en el avituallamiento de este largo e imprevisible camino. Para mirar atrás y apretar los dientes y cerrar el puño. Para entornar los ojos y dar gracias a Dios por este milagro constante. Para divisar adelante la niebla y la larga travesía que aún nos queda.
Mucha gente me pregunta cómo se puede vivir en esta constante incertidumbre. Es difícil expresarlo con palabras, pero utilizaré un símil muy descriptivo, creado por mi querida Rosa M. Pérez. Mirad: la mayoría de nosotros cuando organizamos nuestra vida utilizamos una agenda. Una agenda donde sin darnos cuenta vamos planificando diferentes eventos. Algunos son más de corto plazo: reuniones de trabajo, eventos del colegio de los niños, comidas familiares… Otros son de medio o largo plazo; sin querer tenemos una fecha donde acabaremos de pagar nuestra hipoteca, una edad soñada para jubilarnos, la época donde realizaremos ese viaje soñado, o que nuestros hijos se irán de casa… Y vivimos así. Monótonamente. Rutinariamente. Esperando a que pase el tiempo hasta que esas fechas señaladas ocurren. Nos creemos dueños de nuestro destino, planificadores de nuestro futuro, controladores de nuestras circunstancias.
Mi amiga Rosa me dice que, tras nuestras múltiples y profundas conversaciones, está convencida que en realidad la vida no es una agenda de fechas. Más bien, la vida es un pasaporte con las páginas en blanco. Sin planificar. Sin moldear. Sin controlar. Y que la grandeza es de aquellos que se levantan cada mañana pensando en cómo ir rellenando el pasaporte de sellitos. Los sellitos son los momentos, muchas veces inesperados, que llenan tu vida. Momentos pequeños o momentos grandes, la medida no es lo importante del sellito. Un amanecer increíble. Un paseo con un amigo. El grito de alegría de tu hijo al volver del cole. Una canción de tu coro que funde las almas en una sola. Asistir a un partido del Unicaja y no verlo por la tele de una habitación de aislamiento. El abrazo infinito, sin tiempo, de alguien especial que te llena de amor por completo… o coronar la cima del monte Krizevac en Medjugorje tras estar sin poder levantarte solo cuatro meses antes gracias a la ayuda de personas que son tus bastones y tus piernas. O presenciar la gala de navidad de tu hijo Gabi por primera vez desde que entró en el cole. O volver a vivir (¡¡¡estar!!!) el día de tu cumpleaños, el 31 de Diciembre, y celebrarlo por sorpresa con tu querido coro cantando en la Catedral de Málaga, rezando el PadreNuestro todos juntos frente al altar mayor. O abrazar a tu hermano Miguel y felicitarle por el nacimiento de mi sobrino Oscar, al que pude arropar entre mis brazos. O explicarles a los padres de Catequesis, a voz en grito, que JESÚS ESTÁ VIVO. O reencontrarme con Joan Plaza y ser yo el que esta vez pueda animarles…
Amigos: de nada sirve planificar en una agenda y mirar sólo a lo «previsto» si dejamos pasar por el camino las oportunidades de rellenar nuestro pasaporte en blanco de sellitos inesperados. Os invito a estar atentos, y a no dejar pasar ninguno. Porque esos sellitos… no vuelven.
Un abrazo a todos. Yo confío. ¡¡¡VAMOOOSSS!!!
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Gabi, eres grande, muy grande y como siempre saber de ti es una gran alegría y una constante enseñanza, un testimonio de vida que seguir ¡Más sellitos en nuestros pasaportes y menos agenda!
Muchos besos ¡¡Yo confío!! VAMOOOSSS!
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Eres genial GABI, nos enseñas mucho desde la enfermedad que te ha tocado vivir … y por supuesto, vencer!! . Tú óptica de las cosas nos hace reflexionar sobre la forma de vida que nosotros llevamos … desde ahora vamos a planificar menos y a vivir más ! Gracias 😊 Belen y Antonio
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Cuánta razón tienes… Besos
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Me encanta leerte, y es verdad que deberías escribir más!!!
Os veo el día 10 y lo vamos a celebrar a lo grande!!!!!
Besossss
Nieves M.
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Querido hermano Gabi. Tengo ganas de verte para darte un fuerte abrazo y recibir gozoso el tuyo, pues cuando lo hacemos me llenas de energía y renuevas mis ganas de vivir. ¡Que grande eres! Te parece poco lo que soportas sobre tu dolorida espalda y andas tanto o más liado que yo ofreciendo tu gran experiencia, alcanzada en estos últimos años, para llevar a los demás esas mismas ganas de vivir y rellenar sus mochilas de esperanza y fortaleza, de renovación y de acercamiento a la Vida verdadera, ésa que nos descubres con tanta simplicidad como grandeza, gracias a esos pequeños sellitos que abarrotan ya , seguro, tu pasaporte.
¡Cuanta razón en tus palabras y ejemplos, Gabi ! y quien fuera capaz de seguirlos…
Me viene ahora a la memoria la Carta Apostólica de Juan Pablo II que mandé al grupo, sobre el dolor y el sufrimiento; ¿La has leído?…Te invito a hacerlo. Y es que cuando nos llegan, «nos tocan», si somos capaces de hacerlos nuestros amigos y sufrirlos con serenidad y mansedumbre, puesto el corazón en aquella «tu» Cruz de Medgugorje, se nos abre a nuestro mundo una ventana nueva, amplia, nítida, luminosa, desconocida, que nos sorprende con esa tu nueva también bocanada de aire fresco, permitiéndonos sentirlo y vivirlo en toda su amplitud, minuto a minuto, en tiempo real, descubriendo en cada esquina, espacio, persona, ese sellito que nos llena de vida y de agradecimiento a nuestro Creador.
Es entonces cuando encontramos sentido a las circunstancias, muy dolorosas, a veces insoportables, que nos han permitido asomarnos por la ventana.
Entre tus muchos sellitos, has incluido dos muy especiales que quiero comentar y que me han hecho revivir otros muy intensos vividos por mi: el abrazo infinito, sin tiempo, de alguien especial que te llena de amor por completo y la subida a la cima del Krizevac…
Sin lugar a dudas, veo en ese abrazo a tu queridísima Reme, porque solo ella, que vive tu tiempo como suyo propio, tu «estar» compartido entre los dos, puede llenarte por completo de ese Amor que te envuelve y llena de fortaleza para mirar con valentía y esperanza esa larga travesía que, dices, os queda aún por recorrer. Dicen que detrás de un gran hombre hay siempre una gran mujer; pero yo te digo, Gabi, que junto a ti está tu gran mujer, tu soporte, tu vi da misma, tu nueva esperanza. Me alegra mucho que entre tus sellitos hayas incluido el más importante.
El otro, la escalada a la cima…Querido hermano, tú no subiste a la cima gracias a tus amigos que para ti fueron tus bastones y tus pies ¡qué equivocado estás!…¡El grupo entero nos asíamos a ti! Verte subir, no gatear, zigzagueando para seguir la mínima pendiente, echando en cada paso un pedazo de dolor, ofreciendo tu peregrinaje por la Gracia que se te estaba concediendo en ese momento desde lo Alto, y preguntándote al mismo tiempo si serías capaz de coronarla, Gabi querido, fue el más grande testimonio que pudimos recibir en directo todos cuantos te rodeábamos. Tú nos dabas la fuerza necesaria para continuar; tú y tu querida Reme. Veros juntos, cogidos de la mano, unidos en el Amor, en la Esperanza, en el Fiat compartido…»Hágase Tu voluntad, no la nuestra»…ese fue, al menos para mí, el regalo más hermoso que podía recibir de María, porque en vosotros me vi yo con mi no menos querida Encarnita, mi mujer, que , como tu padre, nos tendían sus manos para hacernos más liviana la subida.
Quizás, por mi propio dolor, viví más intensamente vuestra peregrinación; quizás me aproveché de vosotros, quizás os envidié en vuestra Estación portando la Cruz. Quizás mi corazón ardía de celos y se llenaba de rabia…Pero también alcancé la cima y junto a mi hija cogí la cruz. La creía más liviana, pero pesaba, como todas las cruces, y los dos sabemos demasiado de ello.Me abracé a ella y mis ojos se humedecieron mientras oía las palabras de aquella Estación añadida. Se me concedió la Gracia de hacer realidad en mi corazón el firme convencimiento que mi mujer y yo nos volveríamos a encontrar para toda la eternidad.
Y desde entonces, con serenidad, con templanza, con alegría, he podido asomarme a esa ventana que se abrió para mí en aquel momento, permitiéndome pegar todos los días un montón de sellitos en mi último pasaporte que puedo aprovechar en esta bendita tierra.
Espero que mañana pueda adquirir el de abrazarte y colocarlo en la página de los especiales.
De momento, un abrazo y ¡¡¡Vamoooosss!!!
Ramón.
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Como siempre es una alegria comprobar por las fotos que te encuentras tan bien, tambien es verdad que se duplica esa satisfacción, porque tu recuperación brinda aliento a todas aquellas personas que desgraciadamente sufren esta terrible enfermedad, por eso a mi no me sorprende que todos estemos ansiosos de saber como estás a través del tu blog; en el fondo creo que todos empatizamos contigo porque nos ayudas a conservar la fe, Fe en que hay salida, Fe en la lucha, Fe en la generosidad hacia los demás…..en fin, conocer en primera persona las vivencias de una persona valiente que afronta algo tan duro, siempre suma, aporta y añade vida a nuestras rutinas y nos enseña que es fundamental relativizar, es muy importante comprender que en la vida esas pequeñas cosas que nos suceden (enfrentamientos, desilusiones, pequeños fracasos….), son relativos, hay situaciones que si son dificiles y a veces esas nos quedan tan lejanas que pensamos que no nos van a pasar a nosotros.Tu testimonio nos acerca a todos a una realidad que esta ahi, para todos, que puede pasar y que hay que afrontar….todos podemos enfermar, ver limitada nuestra vida por falta de salud y la salud es un bien precioso al que a veces no le damos el valor real que tiene, tu nos confrontas a esta realidad y por lo menos a mi me aporta mucho, leerte me hace mantenerme en la vida real, con sus avatares, sus dificultades y tambien con todas las cosas bonitas que nos rodean y a veces no valoramos.
Gabi, las personas como tu siempre añaden,dicen que uno no es consciente de su altura hasta que se levanta….tu te has levantado, caminas hacia adelante y a eso se le llama coraje y todos debemos aprender, y para aprender alguien debe enseñar y tu es lo que haces, compartir para que todos tengamos presente que si se puede, que es duro el camino pero hay que seguir.
Un abrazo muy fuerte para ti , los chatiños y Reme…y ahora con la semana santa ahi, a la vuelta de la esquina espero que disfrutes mucho y que tu recuperación siga avanzando .
Marga
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