Tras varios días danzando por diferentes estancias del hospital, hoy por fin me han trasladado a la habitación de aislamiento. ¿Qué es una habitación de aislamiento? El lugar donde los enfermos de leucemia debemos pasar nuestro tratamiento.

Mi tratamiento inicial tiene como objetivo «resetear» la fábrica de sangre: primero la aniquilamos con 8 días de quimioterapia, una vez aniquilada dejamos que se regenere sola a ver qué pinta tiene. Lo más complejo es que al aniquilarla matamos todas las células (buenas y malas) y las defensas bajan mucho, con alto riesgo de contraer infecciones que en este caso son peligrosísimas; es por ello que debemos estar aislados.

Es curioso porque cuando no has padecido esta enfermedad, ni has estado nunca en un hospital ingresado, y te digo «habitación de aislamiento», te imaginas cosas super-raras y mitificas situaciones como si los enfermos nos convirtiésemos en extraterrestres por el hecho de ser enfermos. Sin embargo, somos personas normales en tratamiento para curarnos, y mientras nos tratamos, seguimos siendo eso… personas 🙂

Mi vecino de habitación, Manuel, y su esposa Rosa son un encanto. Otro ejemplo de lo que nos ha pasado a todos: éramos personas normales, trabajadoras, y un día… plof, te toca. Ellos nos llevan ventaja en el tiempo, y su sabiduría y experiencia, además de sus grandes corazones, nos están ayudando a muchas cosas.

El camino a la curación sigue su proceso. La quimio sigue pasando por mi cuerpo en este tercer día, del primer ciclo de 8 días. Por ahora no hay efectos secundarios, lo cual estamos agradeciendo todos.

En el entorno, todos se van haciendo poco a poco a la idea de lo que viene. Sigue siendo muy importante el apoyo de las personas que nos conocen y nos quieren… porque estoy convencido que cuando mis fuerzas flaqueen ellos me empujarán de nuevo hacia arriba.