Hola amigos,

Disfrutando de la familia, y pendientes de los resultados de las pruebas de ayer y otros análisis que realizaremos mañana miércoles, saco unos minutos para relataros la segunda parte de la visita hospitalaria de ayer. Mañana tendremos resultados y siguientes pasos.

Subir a la 609, no os lo puedo negar, era un auténtico reto. Un dilema de emociones. Por supuesto que no me iba del hospital sin subir, eso lo tenía claro. Pero, ¿qué ofrecer a mis compañeros? ¿qué decirles? ¿se alegrarían de verme? ¿sería capaz de aguantar la emoción contenida que sentía? Demasiadas preguntas se agolpaban en mi cabeza mientras el ascensor realizaba la cuenta atrás en su display… 2,3,4… 6.

Enfilo el pasillo hacia esa última habitación… 601, 603, 605… pero un grito me detiene. Son Rafi (madre de Borja) y Rosa (esposa de Manuel) que están en la puerta. Ellas, por primera vez sin mascarillas, lucen la más grande de sus sonrisas. «Gabiiiiii». 

«Qué guapas que están», pensé para mis adentros. Yo salgo corriendo para darles un abrazo y un beso enormes cuando Rosa, mi madre espiritual en el arte de ser enfermo, con su suave firmeza, me dice «¡¡¡ni se te ocurra!!! Besos nada que tus vacaciones tienen que durar hasta el último día» 🙂

Estuvimos conversando un largo rato. Ambas estaban felices, los tratamientos de Manuel y de Borja van por buen curso. Están respondiendo adecuadamente y se sienten esperanzadas. Es curioso, además, comprobar como ambas están como más «liberadas» hablando contigo en ese pasillo, pueden expresarse con gestos, reir más fuerte que nunca, modular la voz con alegría, mirarnos a los ojos con más intensidad, sin restricciones ni distracciones… y sin mascarillas 🙂 A veces, en nuestra vida diaria, no apreciamos la cantidad de timbres, teles, notificaciones del móvil, ruidos… que nos distraen del núcleo de una buena conversación. Allí sobraba todo menos Rafi y Rosa.

Pude confirmar que Rafi es una auténtica gran mujer. En Rafi, la palabra humildad no está reñida con buen humor, tranquilidad, espíritu de lucha y una generosidad infinita con toda su familia, en especial ahora con su hijo. Ella va a ser un apoyo importantísimo, y siempre querrá permanecer en la última fila. Amigos, Rafi nos muestra cada día que en la vida debemos prescindir del protagonismo, de las medallas, y actuar por amor desde la sombra… Que la Virgen bendiga a Rafi y le de fuerzas.

Si inventaran una batería infinita para el teléfono movil, que no se descargara nunca, probablemente deberían preguntarle a Rosa la fórmula. La vida no ha sido fácil para ella. Analizas su álbum de fotos histórico y cuesta encontrar un periodo temporal sin ninguna incidencia grave. Sin embargo, NUNCA, repito, NUNCA he escuchado una puñetera queja de su boca. ¿Se puede ser más grande? Y luego, la fuerza que tiene. Mental y física. Si tiene que mover tu mesa o agacharse, a pesar de su fibromialgia dolorosísima, ella lo hará por ti. Si tiene que darte un consejo, usará su cariño maternal y te lo dará. Por no hablar de los infinitos zumos, plátanos y otros manjares que siempre tiene a mano para ofrecerte amablemente. Te acoge como si fueras familia, desde el minuto cero. Gracias, Rosa. Dios sea grande con vosotros.

Si un día hablábamos sobre lo mal enfermo que puedo llegar a ser; os digo también que ser «visitador de enfermos» es una labor nada sencilla. Entras a la habitación cargado de energía y ganas de contar cosas… y tienes que cambiar el chip y adaptarte al ritmo de los de dentro, que (como yo hacía sin percatarme cuando era el que estaba dentro) permanece tumbado en tu cama, aparentemente «sin reaccionar» a tu visita. Llegas a pensar… ¿acaso no querían verme? ¡¡Claro que reaccionamos!! Pero estamos dentro, a otro ritmo, con otros tiempos. La habitación de aislamiento es otro ecosistema, es como pasar de la jungla (fuera) a otro espacio en calma total en tan solo 5 segundos… Necesitas tu periodo de adaptación al ecosistema 609.

Gracias a Dios supe ponerme rápido en el pellejo de Manuel y Borja… y darnos tiempo. Poco a poco fuimos entrando en los temas de conversación favoritos: las comidas y la friky-tecnología. Borja ya ha hecho de las suyas y ha montado casi un bazar tecnológico en la 609. Manuel ya piensa en esos sitios «de confianza» donde podrá degustar sus manjares favoritos en cuanto salga en su primer periodo de descanso (ya está fuera de hecho hoy). Empezaron las risas, esas risas que siempre han envuelto la habitación a todas horas. Las anécdotas de todo tipo. La lista de problemas que hacemos suenan a menos problema cuando los compartimos con sencillez. Y sobre todo el color verde esperanza que inunda nuestras miradas y gestos.

Salí feliz. Feliz de ver a mis compañeros que avanzan animados en sus tratamientos. Feliz de compartir esos minutos íntimos. Y feliz de comprobar que la 609 ya no es un número, no es un sitio… Es un espíritu. Es un emblema. Una antorcha que pasaremos de enfermo a enfermo que la pise. Ese es nuestro reto, nuestra promesa no escrita entre Manuel, Borja y yo. Y cualquiera de nosotros haremos ya lo mismo con cualquier otra seiscientosloquesea que visitemos en el futuro: la convertiremos en un ecosistema de VIDA. Cueste lo que cueste y pase lo que pase. ¿Hay misión más bonita en la que emplear nuestra energía? Reme, Rafi, Rosa… y tantos otros nos ayudarán, seguro.

Amigos lectores, esta misión es también para todos. Vuestras 609 os están esperando. Están en casa, o en el trabajo, o tú decides dónde… ¿pasamos de puntillas, invisiblemente, sin contribuir, por esos lugares? ¿No es más pleno si tratamos de crear en ellas, ese ecosistema de amor, humor, buen espíritu… en definitiva, de vida? Yo mismo he fallado muchas veces intentándolo, no os lo niego. Probablemente yo fui el causante del fracaso en multitud de ocasiones. Pero hoy os digo: vamos a intentarlo una vez más. Con que salga una vez, merece la pena.

Un abrazo